Hace unos meses mi padre viajó a Noruega por trabajo y allí pudo conocer la leyenda de los troles.
Cuenta que muchos años atrás existía un país de forma alargada y cubierto de un glaciar milenario. Cuando el clima comenzaba a cambiar y el glaciar se iba hacia el norte la gente del sur lo seguía, se apoderaron del país y lo llamaron Noruega (ruta hacia el norte). Pensaban que eran los primeros habitantes pero en poco tiempo descubrieron que no era así, porque en los lugares más raros de las montañas habitaban los troles. Eran unos seres que tenían un físico muy peculiar: la nariz alargada con la que las mujeres removían la cazuela, los hombres peludos y barbudos, solo tenían cuatro dedos en las manos y en los pies, además una larga cola como la de una vaca y poseían la habilidad de transformarse en humanos, pero como la cola era la única parte de su cuerpo que no cambiaba, les delataba, solo había que mirar por detrás a alguien para saber si era o no humano.
A pesar de su aspecto eran seres buenos e ingenuos y solo podían salir al anochecer porque la luz del sol los mataba. En la actualidad muchos habitantes de Noruega aún creen que los troles siguen existiendo y que ven todo lo que hacen por eso colocan imágenes o figuras suyas dando a entender que quieren convivir con ellos y que los aceptan. Hoy en día en Noruega mucha gente se va a casa antes de que anochezca, para que los troles puedan salir con tranquilidad y no ser molestados.